Cada mañana, como rutina de
nuestra asamblea, dedicamos un tiempo a dibujar a uno de los niños y niñas en
la pizarra. Un compañero se encarga de elegir y dibujar al niño que desee. Éste
se levanta y comenzamos a describirlo respondiendo a preguntas como ¿Es niño o
niña? ¿De qué color tiene el pelo? ¿Cómo va vestido?
En esta actividad, no sólo
describimos el aspecto físico del niño o niña, si no que repasamos las
diferentes partes del cuerpo al mismo tiempo que se van dibujando en la
pizarra. De esta forma, nos vamos fijando cada día en pequeños detalles a la
hora de dibujar como las orejas, las pestañas y cejas, el cuello…para poder
incluirlos en nuestros dibujos. Además de ello, repasamos las letras de cada nombre.
Cada uno de los niños y niñas se
encuentra en una etapa diferente respecto al dibujo abordando desde garabatos
controlados a figuras reconocibles. Todas son respetables y desde nuestro papel
como adultos debemos reforzar esos dibujos y animarles a proyectar todo aquello
que deseen o experimenten de forma gráfica siempre que sea posible. La práctica del dibujo da lugar a la
libre expresión; refuerza y pone en funcionamiento la
memoria; estimula los sentidos, mejora la coordinación viso-manual y permite
canalizar las emociones contribuyendo así a la maduración no solo motriz y psicológica,
sino también afectiva del alumnado.
Hoy, además de nuestra actividad rutinaria
en la pizarra, cada niño se ha dibujado a sí mismo. Iremos repitiendo esta
actividad seguidamente y observaremos los cambios y el avance en cada uno de los
dibujos ¡Mirad qué bonitos han quedado!
No hay comentarios:
Publicar un comentario